Diseño y Diagramación: María Laura Linares Frailán

domingo, 23 de octubre de 2016

Virgen del Rosario de Durí


                                       
        Contribución a la Historia de Durí y la de su Virgen del Rosario. Emigdio Cañizales Guédez.
           
Durí  de acuerdo a su toponimia, es un comarca integrada por páramo, quebrada, mesa, vega y parcialidad que perteneció a la tribu jajon. Además fue un grupo indígena, siendo Don Jacinto máximo representante para el año de 1687, establecido en el caserío de Jajó.  Enerio Gozález Médicci dice: que esta cordillera trujillana, nacen y se desarrollan numerosas nacientes de aguas, es una riqueza natural que llama; la “Madre de las Aguas”.
En ese lugar del sur de Trujillo existe una advocación a la Virgen María del Rosario de Durí. Su gran orgullo, es que una aparición de la Madre del hijo de Dios, que por cierto en el mes de octubre se conmemora su día, es una tradición católica que data desde hace mucho tiempo.
Que se ha quedado ahí, en ese lugar, pareciera que el tiempo se haya detenido, es de gran arraigo. Es una manifestación de intracultura, es decir, más que todo es una identidad de conciencia pueblerina.  Su  propio accionar hace que sus habitantes sean prisioneros de su cultura.
El Dr. González Guedez, cuenta en su libro el origen de esta advocación de la siguiente forma: dice la tradición que cuando Juan de Maldonado, extendió sus linderos hasta tierra de los cuicas hoy Trujillo por el año 1559 aproximadamente. Una vez mediado el conflicto y solucionado se retiraron estos conquistadores. Encontrándose con el aborigen Tindisai, este le obsequio a Maldonado totumas y el conquistador una cruz.
Tindisai al legar al valle de Durí hizo una réplica clavándola en la loma, que por mucho tiempo se llamó la loma de la cruz.  Al tiempo retomo el nombre de la loma de Durí. Se prevé se este lugar sea uno de los primeros oratorios de Trujillo.
Con el tiempo se construyó una capilla de bareque y en parte el techo de paja. El celador, no dejo entrar a capilla a unos indígenas por andar descalzos. Estos se conformaron con rendirle tributo a la virgen arrodillados desde fuera. Cuando en una pared se fue formando una silueta de la virgen que con el tiempo se fue aclarando. Baste tiempo transcurrió cuando el Obispo de Venezuela, Mariano Martí,  en año de 1777, visito Trujillo y llegó hasta Durí por la vía de Jajó y corroboro este hecho.
Dejó escrito el  en sus crónicas que de acuerdos, a unos habitantes, por medio del método oral, que ya aparición, para esta época ya tenía unos cien años.  A ciencia cierta no sabe cuánto, es la edad de esta advocación en una aldea, que apenas contaba con pocas viviendas y que desde ese entonces, es un lugar de peregrinación.
Es una acción cultural, religiosa, católica y mariana de mucho valor y arraigo de identidad de comarca, ha persistido y viviendo en silencio como lo hizo María en respuesta a la enunciación. Como afirma el autor en estos montes trujillanos la virgen esta abrigada en la devoción por los siglos de los siglos.
Bibliografía.
CANIZALES G. Emigdio. Contribución a la Historia y a la de su Virgen del Rosario. Caracas. 2006.  

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