Diseño y Diagramación: María Laura Linares Frailán

sábado, 26 de agosto de 2017

Volver a Escuque



Volver a Escuque. María .Jholanda Rondón.


“Para Blanca  nunca hubo un paisaje tan hermoso como el que  mostraban las matas de café crecidas en las laderas abruptas de las haciendas, bajo los guamos y los bucares de troncos rojos, rodeados por la niebla húmeda y constante de los amaneceres silencios y misteriosos” (2008:58).

Volver a Escuque, es una narrativa contada por María Jholanda Rondón, en donde invita al lector a viajar a través del tiempo con su imaginario hacia el Escuque del siglo XIX, como también a la Alemania de esa misma época.

Es la siembra de una familia germánica, a una cultura trujillana y como es claro a la venezolana. Los Kohleman, Perter Franz Margueritte y Karlora. Que frente a la situación que vive Europa, por los años de 1820 aproximadamente deciden emigrar hacia a América específicamente a Chille.

Con ello traen toda una formación de trabajo artesanal, en la textilería, elaboración de alimentos, cerveza, la dulcería, carpintería. Sólo lo que conocen del continente era una conferencia que presenciaron de Humboldt. El recorrido desde las costas alemanas, las españolas, las portuguesas, atravesando el atlántico, pero avanzado el viaje. Un naufragio los hizo que se  detuvieran  transitoriamente en la Isla de Trinidad y Tobago. 

Ya establecida en Venezuela la casa de comercialización Boulton en La Guaira, la saber de este accidente se interesó por los pasajeros, ya que su mayoría era europeos, una garantía de buena de obra mano. Los contacto trayéndose solo a la familia  Kohleman,  que la ubicó en el Puerto de Maracaibo, fundando una sucursal en el occidente del país. 

Establecidos aquí, en traducción pasaron a hacer la familia Colménter sus integrantes: Pedro, Francisco, Margarita, Carlota. Desde Maracaibo, en busca de buenos productos, sobre todo del café se dejaron venir por la ruta del Puerto de La Ceiba, luego tierra firme, Sabana Grande Betijoque, Isnotú, y Escuque en donde abundaba el buen café arábigo el de la sombra, el paisaje, sus quebradas era para ellos el edén y la tierra prometida.  

Al poco tiempo se vieron desde Maracaibo, se radicaron en la tierra mágica de Escuque, vinieron a compartir sus vidas, sus costumbres, con la fantasía realidad de la trujillanidad escuqueña. Con ello sus mitos, el Hachero, la Sayona, la Llorona. Pero  siempre con la protección del Santo Niño de Escuque, ya que con él  y Dios nadie puede.

De esta familia, muchas son las generación hasta nuestros días, de ahí salieron muchos personajes, uno destacado en el hábito de la educación maestro de escuela hasta llegar a ser ministro recientemente muerto Antonio  Luís Cárdenas Colménter. 

Bibliografía.
RONDÓN, María Jholanda. Volver a Escuque. Producciones Karol. Mérida. 2008.

No hay comentarios:

Publicar un comentario